Muchas han sido las leyendas urbanas sobre
videojuegos malditos, aunque la de Polybius
es, de entre todas ellas, la única que tiene
todo el aspecto de tener un ápice de verdad
y probablemente la más conocida de todas…
Las leyenda de Polybius comenzo en los
suburbios de la ciudad de Portland, en
ciertas zonas de Oklahoma y, según ciertos
testimonios, en el norte de California[1] .
Corría el año 1981, una época en que la
industria de los videojuegos estaba en
pañales y los salones llenos de arcades eran
una sensación capaz de atraer a numerosos
jugadores. Aquel era el escenario en que
apareció el videojuego maldito de Polybius,
supuestamente un mata marcianos algo
abstracto en el que el jugador controlaba
una nave que iba avanzando a través de
niveles con apariencia tipo puzle. Pero el
juego tenía una particularidad y era que la
nave no se movía con el mando: en lugar de
eso la pantalla rotaba en torno a la nave
mientras un abanico de vivos colores,
efectos lumínicos y sonidos sintetizados
invadían los sentidos del jugador como
nunca antes había ocurrido con otro
videojuego. Todo sugería que la empresa
fabricante, Sinneslöschen, escondía la clave
de lo que ocurriría con los jugadores tras la
traducción de su propio nombre, “pérdida de
los sentidos”. Fue así que, lo que tuvo un
brillante comienzo, acabó en el trágico final
que convirtió al juego en leyenda.
Y es que al inicio fue todo un boom: los
jugadores hacían enormes colas y no
escatimaban a la hora de alimentar con su
dinero a las máquinas tragamonedas de
Polybius; el vicio abundaba y muchísimos
jóvenes volvían una y otra vez a los salones
de juego como si de una adicción tan
poderosa como la droga se tratase. Pero
había un problema y era que las máquinas
tragamonedas de Polybius, lejos de tragarse
solo las monedas de los jugadores, se
estaban también tragando la cordura y la
salud de aquellos pobres seres que
inocentemente se deleitaban ante los
delirantes juegos de luces y colores que
Polybius mostraba…
Así, pasado un tiempo empezaron las
denuncias de los gamers. Se quejaban de
sufrir mareos, vómitos, episodios de
amnesia, horrendas pesadillas nocturnas
que los despertaban agitados en medio de
la noche, alucinaciones visuales y auditivas y
hasta crisis epilépticas en algunos casos.
Pero lo más aterrador de todo estaba en
unas cosas que, por ser percibidas
igualmente por todos, parecían no ser un
mero producto mental. En primer lugar
estaban unos escalofriantes rostros
fantasmales que solo se veían con el rabillo
del ojo, rostros que se cruzaban por la
pantalla del juego a grandes velocidades,
desapareciendo en un abrir y cerrar de ojos.
En segundo lugar se cuenta que se
escuchaban voces y lamentos fundidos con
la música de sintetizador y el ruido del
videojuego, además se percibían mensajes
subliminales a frecuencias casi inaudibles,
mensajes que reaparecían en las pesadillas
nocturnas y en los episodios de
alucinaciones, mensajes con contenidos
desquiciantes, capaces de conducir a la
depresión y al suicidio: “Honor
apathy” (honra la apatía) “, “Kill
yourself” (mátate), “No imagination” (sin
imaginación), “No thought” (no pienses),
“Conform” (confórmate), “Do not question
authority” (no cuestiones a la autoridad) o
“Surrender” (ríndete), entre otros.
Muchos jugadores llegaron a sentir un odio
visceral hacia Polybius y algunos de ellos
terminaron por aborrecer a los videojuegos
en general y se transformaron en
recalcitrantes activistas anti-videojuegos.
Otros, a pesar de quejarse del juego y
odiarlo, no tenían la suficiente voluntad para
dejarlo y continuaban jugando mientras el
delirio se apoderaba de sus frágiles mentes.
Muchos testimonios afirmaron haber visto a
unos hombres vestidos de negro,
parecidos a los ”Men in Black” que al
finalizar el día se acercaban a los salones de
juego en que estaban las máquinas de
Polybius, hacían preguntas al administrador
sobre los efectos observados en los
jugadores, los anotaban en una lista, iban a
las máquinas del juego, configuraban ciertos
parámetros y luego se marchaban. Según
cuenta la leyenda una vez los “hombres de
negro” olvidaron cerrar el menú de opciones
en un salón. Lo que los testigos vieron fue
perturbador: allí, en el menú de opciones, se
veían parámetros como “pesadillas”,
“alucinaciones auditivas”, “alucinaciones
visuales”, “amnesia” y “mensajes
subliminales”. Hecho desconcertante y
terrible, lo del menú y los “hombres de
negro” dio pie a la creencia de que Polybius
era un proyecto del gobierno
norteamericano, un experimento perverso
con vías a construir mecanismos con los
cuales adormecer las conciencias de las
masas o inducir al malestar social a través
de la apatía, la depresión y la locura.
Afortunadamente para casi todos, las
máquinas de Polybius fueron retiradas por
los “hombres de negro” tras el escándalo
mediático que inició la Prensa local de
Portland tras la horrible muerte de un joven
que falleció entre las contorsiones de un
ataque epiléptico después de haber jugado
largamente en un arcade de Polybius.
Tras la muerte del joven no quedó ni una
sola máquina de Polybius; aunque, si hay
algo incuestionable, eso es la existencia, en
algunos salones de juego, de registros que
mencionan a las máquinas de Polybius en
1981. Además, muchos de los que
administraban esos salones han declarado a
publicaciones de videojuegos que, en efecto,
los misteriosos “hombres de negro” iban
siempre a inspeccionar la situación de las
máquinas y de los usuarios antes de que los
salones cerraran.
Algunos de los que jugaron Polybius
afirmaron que en el juego había que avanzar
por laberintos tipo puzle mientras otros
dijeron que lo que había era una nave que
combatía en el espacio. No obstante se
sabe que Polybius tenía mecanismos que
producían amnesia y que a causa de eso
ningún videojugador puede recordar bien
cómo era el juego porque, en otras
palabras, si el juego era un proyecto secreto
del gobierno entonces pudo haber estado
diseñado para no ser recordado
uniformemente y así ser relegado como un
puro mito en el imaginario social…
Pero la leyenda no termina allí. En el 2006
Steven Roach afirmó en varios foros de la
red que él había sido parte del equipo
desarrollador de Polybius, que no había
ningún proyecto secreto del gobierno y que
simplemente se había querido experimentar
en el campo de los gráficos vectoriales
obteniendo infortunadamente resultados
como epilepsia o alucinaciones en los
usuarios. Finalmente, Steven Roach dio una
entrevista a Bit Parade en que, entre otras
cosas, afirmó que el juego había sido
redescubierto por hackers como Cyberyogi.
Muchos creen que la leyenda ha sido
desmentida pero: ¿y si el gobierno le pagó a
Steven Roach para que mienta?, ¿y si
muchos de los supuestos desmentidos no
son sino un reflejo de cómo se ha caído en
la trampa del gobierno norteamericano? Al
igual que en Rosswell, aquí el gobierno de
USA seguramente ha movido las cosas para
hacernos pensar que todo es un simple
mito; mas, como pocas, la leyenda de
Polybius debe guardar tras de sí una
inconfesable y retorcida verdad
videojuegos malditos, aunque la de Polybius
es, de entre todas ellas, la única que tiene
todo el aspecto de tener un ápice de verdad
y probablemente la más conocida de todas…
Las leyenda de Polybius comenzo en los
suburbios de la ciudad de Portland, en
ciertas zonas de Oklahoma y, según ciertos
testimonios, en el norte de California[1] .
Corría el año 1981, una época en que la
industria de los videojuegos estaba en
pañales y los salones llenos de arcades eran
una sensación capaz de atraer a numerosos
jugadores. Aquel era el escenario en que
apareció el videojuego maldito de Polybius,
supuestamente un mata marcianos algo
abstracto en el que el jugador controlaba
una nave que iba avanzando a través de
niveles con apariencia tipo puzle. Pero el
juego tenía una particularidad y era que la
nave no se movía con el mando: en lugar de
eso la pantalla rotaba en torno a la nave
mientras un abanico de vivos colores,
efectos lumínicos y sonidos sintetizados
invadían los sentidos del jugador como
nunca antes había ocurrido con otro
videojuego. Todo sugería que la empresa
fabricante, Sinneslöschen, escondía la clave
de lo que ocurriría con los jugadores tras la
traducción de su propio nombre, “pérdida de
los sentidos”. Fue así que, lo que tuvo un
brillante comienzo, acabó en el trágico final
que convirtió al juego en leyenda.
Y es que al inicio fue todo un boom: los
jugadores hacían enormes colas y no
escatimaban a la hora de alimentar con su
dinero a las máquinas tragamonedas de
Polybius; el vicio abundaba y muchísimos
jóvenes volvían una y otra vez a los salones
de juego como si de una adicción tan
poderosa como la droga se tratase. Pero
había un problema y era que las máquinas
tragamonedas de Polybius, lejos de tragarse
solo las monedas de los jugadores, se
estaban también tragando la cordura y la
salud de aquellos pobres seres que
inocentemente se deleitaban ante los
delirantes juegos de luces y colores que
Polybius mostraba…
Así, pasado un tiempo empezaron las
denuncias de los gamers. Se quejaban de
sufrir mareos, vómitos, episodios de
amnesia, horrendas pesadillas nocturnas
que los despertaban agitados en medio de
la noche, alucinaciones visuales y auditivas y
hasta crisis epilépticas en algunos casos.
Pero lo más aterrador de todo estaba en
unas cosas que, por ser percibidas
igualmente por todos, parecían no ser un
mero producto mental. En primer lugar
estaban unos escalofriantes rostros
fantasmales que solo se veían con el rabillo
del ojo, rostros que se cruzaban por la
pantalla del juego a grandes velocidades,
desapareciendo en un abrir y cerrar de ojos.
En segundo lugar se cuenta que se
escuchaban voces y lamentos fundidos con
la música de sintetizador y el ruido del
videojuego, además se percibían mensajes
subliminales a frecuencias casi inaudibles,
mensajes que reaparecían en las pesadillas
nocturnas y en los episodios de
alucinaciones, mensajes con contenidos
desquiciantes, capaces de conducir a la
depresión y al suicidio: “Honor
apathy” (honra la apatía) “, “Kill
yourself” (mátate), “No imagination” (sin
imaginación), “No thought” (no pienses),
“Conform” (confórmate), “Do not question
authority” (no cuestiones a la autoridad) o
“Surrender” (ríndete), entre otros.
Muchos jugadores llegaron a sentir un odio
visceral hacia Polybius y algunos de ellos
terminaron por aborrecer a los videojuegos
en general y se transformaron en
recalcitrantes activistas anti-videojuegos.
Otros, a pesar de quejarse del juego y
odiarlo, no tenían la suficiente voluntad para
dejarlo y continuaban jugando mientras el
delirio se apoderaba de sus frágiles mentes.
Muchos testimonios afirmaron haber visto a
unos hombres vestidos de negro,
parecidos a los ”Men in Black” que al
finalizar el día se acercaban a los salones de
juego en que estaban las máquinas de
Polybius, hacían preguntas al administrador
sobre los efectos observados en los
jugadores, los anotaban en una lista, iban a
las máquinas del juego, configuraban ciertos
parámetros y luego se marchaban. Según
cuenta la leyenda una vez los “hombres de
negro” olvidaron cerrar el menú de opciones
en un salón. Lo que los testigos vieron fue
perturbador: allí, en el menú de opciones, se
veían parámetros como “pesadillas”,
“alucinaciones auditivas”, “alucinaciones
visuales”, “amnesia” y “mensajes
subliminales”. Hecho desconcertante y
terrible, lo del menú y los “hombres de
negro” dio pie a la creencia de que Polybius
era un proyecto del gobierno
norteamericano, un experimento perverso
con vías a construir mecanismos con los
cuales adormecer las conciencias de las
masas o inducir al malestar social a través
de la apatía, la depresión y la locura.
Afortunadamente para casi todos, las
máquinas de Polybius fueron retiradas por
los “hombres de negro” tras el escándalo
mediático que inició la Prensa local de
Portland tras la horrible muerte de un joven
que falleció entre las contorsiones de un
ataque epiléptico después de haber jugado
largamente en un arcade de Polybius.
Tras la muerte del joven no quedó ni una
sola máquina de Polybius; aunque, si hay
algo incuestionable, eso es la existencia, en
algunos salones de juego, de registros que
mencionan a las máquinas de Polybius en
1981. Además, muchos de los que
administraban esos salones han declarado a
publicaciones de videojuegos que, en efecto,
los misteriosos “hombres de negro” iban
siempre a inspeccionar la situación de las
máquinas y de los usuarios antes de que los
salones cerraran.
Algunos de los que jugaron Polybius
afirmaron que en el juego había que avanzar
por laberintos tipo puzle mientras otros
dijeron que lo que había era una nave que
combatía en el espacio. No obstante se
sabe que Polybius tenía mecanismos que
producían amnesia y que a causa de eso
ningún videojugador puede recordar bien
cómo era el juego porque, en otras
palabras, si el juego era un proyecto secreto
del gobierno entonces pudo haber estado
diseñado para no ser recordado
uniformemente y así ser relegado como un
puro mito en el imaginario social…
Pero la leyenda no termina allí. En el 2006
Steven Roach afirmó en varios foros de la
red que él había sido parte del equipo
desarrollador de Polybius, que no había
ningún proyecto secreto del gobierno y que
simplemente se había querido experimentar
en el campo de los gráficos vectoriales
obteniendo infortunadamente resultados
como epilepsia o alucinaciones en los
usuarios. Finalmente, Steven Roach dio una
entrevista a Bit Parade en que, entre otras
cosas, afirmó que el juego había sido
redescubierto por hackers como Cyberyogi.
Muchos creen que la leyenda ha sido
desmentida pero: ¿y si el gobierno le pagó a
Steven Roach para que mienta?, ¿y si
muchos de los supuestos desmentidos no
son sino un reflejo de cómo se ha caído en
la trampa del gobierno norteamericano? Al
igual que en Rosswell, aquí el gobierno de
USA seguramente ha movido las cosas para
hacernos pensar que todo es un simple
mito; mas, como pocas, la leyenda de
Polybius debe guardar tras de sí una
inconfesable y retorcida verdad