Hace unos días se provocó una controversia con la información de que Google y algunas otras compañías de la industria web burlaban los filtros de privacidad para rastrear usuarios del buscador de Apple, Safari y de los dispositivos móviles iOS.
Pero no es la primera ni la última vez que Google se encuentra bajola lupa por comportamiento dudoso. Mientras muchas compañías (sobre todo Facebook)utilizan formas ingeniosas para obtener información personal de sus seguidores, con fines de lucro,dejando de lado la privacidad de los usuarios, las acciones de Google reflejan cuál se convierte poco a poco en la norma en este espacio hipercompetitivo.
Muchos comparan el tipo de publicidad que predomina en la actualidad con el de antaño, el que practicaban carniceros, tenderos y sastres de pueblos pequeños, quienes según conocían más a detalle sobre tus gustos, te podían ofrecer un servicio de mucha mayor calidad.
Pero esa comparación no cuadra en algunos aspectos.
Yo crecí en un pueblo pequeño, y¿adivinen qué?, ahí no hay privacidad; no fue sino hasta que me cambié a la gran ciudad que aprecié la oportunidad de no ser juzgado, espiado y seguido por micomunidad. Cuando me mudé a la ciudad fue borrón y cuenta nueva, y conocí algo muy parecido al verdadero anonimato.
De la misma manera, las compañías que rastrean cada movimiento tuyo en la red no dejan de monitorearte cuando visitas una nueva página ni cuando cambias de proveedor deInternet, de computadora o de navegador.
En el mundo no digital, esto equivaldría a que el carnicero, el tendero y el sastre, te siguieran a tu trabajo, a tu casa y hasta a tus vacaciones familiares.
La consecuencia sería que recibieras el corte de carne perfecto, las verduras más frescasde la temporada o el conjunto deropa exacto para tu clase de pilates, pero la verdad, no creo que estemos de acuerdo en este costo-beneficio.
Google dejó de utilizar esta técnica ofensiva después de que lo reportaron, aunque ahora Microsoft dice hacer lo mismo con el Internet Explorer 9. Googledijo que burló los filtros de seguridad de Safari para permitir que los usuarios de Google+ pudieran hacer click en “+1” (compartir instantáneamente) cuando les gustara un anuncio. Ahora bien, el hecho de que esa circunstancia le permitiera a sus cookies instalarse en tu sistema, fue sólo un accidente.
Google añadió que las cookies norecolectaban información personal, sino que simplemente verificaban en qué momento te conectabas a Google y cuáles eran tus preferencias con respecto a su publicidad.
El problema es que, como resultado de este movimiento, las redes de anunciantes de Google también podían rastrear a los usuarios, un efecto secundario accidental, según Google.
Justo ese es el problema, Google y otras redes de publicidad han optado por burlar otras tecnologías de privacidad que estaban diseñadas para prevenir justo lo mismo que ahora tratan de hacer. El verano pasado los mismos ingenieros de Google reconocieron que era una falla de seguridad en el código del navegador, por lo que incorporaron una mejora al proyecto Webkit.
Es difícil entender cómo sucedió ese error, considerando el exhaustivo escrutinio al que han estado expuestas últimamente las políticas de privacidad de Google.Es obvio que las pruebas a las que sometieron ese código fueron apresuradas o en realidadno existieron.
Yo acostumbro usar Gmail, pero eso no significa que esté de acuerdo en que Google deshabilite el resto de las opciones de privacidad que elegí para hacer que el intercambio de contenidos en las redes sociales sea más apegado a lo que le conviene. Parece que Google seguirá el mismo camino que Facebook y su estrategia de compartir sin problemas, que automáticamente deja ver tus actividades en la red a través de aplicaciones sociales. La verdad que eso da miedo.
¿Acaso no llegó ya el momento de echarle un ojo a la ley que restringe las libertades digitales y tomar todo ese extenso lenguaje para escribir leyes que defiendan nuestra privacidad?
En Estados Unidos, la Digital Millenium Copyright Act restringe nuestra capacidad de romper los candados digitales, como la protección para hacer copias y encriptar datos.
¿No debería de funcionar así la privacidad? Si yo hago algo para evitar ser rastreado, ¿no deberías de respetarlo, aunque supongas que disminuirá mi “experiencia” con tus productos?
Pero no es la primera ni la última vez que Google se encuentra bajola lupa por comportamiento dudoso. Mientras muchas compañías (sobre todo Facebook)utilizan formas ingeniosas para obtener información personal de sus seguidores, con fines de lucro,dejando de lado la privacidad de los usuarios, las acciones de Google reflejan cuál se convierte poco a poco en la norma en este espacio hipercompetitivo.
Muchos comparan el tipo de publicidad que predomina en la actualidad con el de antaño, el que practicaban carniceros, tenderos y sastres de pueblos pequeños, quienes según conocían más a detalle sobre tus gustos, te podían ofrecer un servicio de mucha mayor calidad.
Pero esa comparación no cuadra en algunos aspectos.
Yo crecí en un pueblo pequeño, y¿adivinen qué?, ahí no hay privacidad; no fue sino hasta que me cambié a la gran ciudad que aprecié la oportunidad de no ser juzgado, espiado y seguido por micomunidad. Cuando me mudé a la ciudad fue borrón y cuenta nueva, y conocí algo muy parecido al verdadero anonimato.
De la misma manera, las compañías que rastrean cada movimiento tuyo en la red no dejan de monitorearte cuando visitas una nueva página ni cuando cambias de proveedor deInternet, de computadora o de navegador.
En el mundo no digital, esto equivaldría a que el carnicero, el tendero y el sastre, te siguieran a tu trabajo, a tu casa y hasta a tus vacaciones familiares.
La consecuencia sería que recibieras el corte de carne perfecto, las verduras más frescasde la temporada o el conjunto deropa exacto para tu clase de pilates, pero la verdad, no creo que estemos de acuerdo en este costo-beneficio.
Google dejó de utilizar esta técnica ofensiva después de que lo reportaron, aunque ahora Microsoft dice hacer lo mismo con el Internet Explorer 9. Googledijo que burló los filtros de seguridad de Safari para permitir que los usuarios de Google+ pudieran hacer click en “+1” (compartir instantáneamente) cuando les gustara un anuncio. Ahora bien, el hecho de que esa circunstancia le permitiera a sus cookies instalarse en tu sistema, fue sólo un accidente.
Google añadió que las cookies norecolectaban información personal, sino que simplemente verificaban en qué momento te conectabas a Google y cuáles eran tus preferencias con respecto a su publicidad.
El problema es que, como resultado de este movimiento, las redes de anunciantes de Google también podían rastrear a los usuarios, un efecto secundario accidental, según Google.
Justo ese es el problema, Google y otras redes de publicidad han optado por burlar otras tecnologías de privacidad que estaban diseñadas para prevenir justo lo mismo que ahora tratan de hacer. El verano pasado los mismos ingenieros de Google reconocieron que era una falla de seguridad en el código del navegador, por lo que incorporaron una mejora al proyecto Webkit.
Es difícil entender cómo sucedió ese error, considerando el exhaustivo escrutinio al que han estado expuestas últimamente las políticas de privacidad de Google.Es obvio que las pruebas a las que sometieron ese código fueron apresuradas o en realidadno existieron.
Yo acostumbro usar Gmail, pero eso no significa que esté de acuerdo en que Google deshabilite el resto de las opciones de privacidad que elegí para hacer que el intercambio de contenidos en las redes sociales sea más apegado a lo que le conviene. Parece que Google seguirá el mismo camino que Facebook y su estrategia de compartir sin problemas, que automáticamente deja ver tus actividades en la red a través de aplicaciones sociales. La verdad que eso da miedo.
¿Acaso no llegó ya el momento de echarle un ojo a la ley que restringe las libertades digitales y tomar todo ese extenso lenguaje para escribir leyes que defiendan nuestra privacidad?
En Estados Unidos, la Digital Millenium Copyright Act restringe nuestra capacidad de romper los candados digitales, como la protección para hacer copias y encriptar datos.
¿No debería de funcionar así la privacidad? Si yo hago algo para evitar ser rastreado, ¿no deberías de respetarlo, aunque supongas que disminuirá mi “experiencia” con tus productos?