Copia y pega
....................Internet cumplirá este año la friolera de 43 años y
uno no puede evitar pensar cómo sería la vida
hoy sin la red más famosa del mundo. Se
acabarían las lecturas matutinas de la prensa
online en el trabajo mientras saboreamos el café,
no podríamos conocer la predicción del tiempo al
minuto y en nuestra región y los lunes serían
más largos sin repasar los resultados del fútbol.
No estariamos informados al segundo de lo que
acontece en el mundo y el vestusto transistor
cobraría un nuevo e inusitado protagonismo. Sin
embargo, no todos lamentarían volver al pasado
y por ejemplo, la SGAE vería con regocijo cómo
se acabarían con las descargas -ilegales o no- de
canciones y películas y estaríamos obligados a
comprar cedés y a grabar los grandes éxitos de
la radio como antaño.
Pero más allá de la parcela de ocio que
sabiamente llena Internet, en el trabajo
volveríamos a la era de las cavernas: ¿se imagina
lo que sería vivir ahora sin e-mail? Las reuniones
habría que convocarlas por teléfono o fax y
apuntando con un aspa a los asistentes, por no
hablar de tener que realizar un cambio de última
hora en la fecha del acto. Y es que posiblemente
sea el correo electrónico lo que más echaríamos
en falta del ancho de banda: tendríamos que
recurrir a la mensajería para el envío de
documentos como no hace tanto hacíamos con
los floppies y las nuevas relaciones laborales
como el teletrabajo y las delegaciones remotas
vivirían épocas muy duras. El fax, ese agonizante
que no termina de morir volvería a vivir sus años
dorados, como también lo haría la prensa en
papel, en constante e inevitable declive.
Viviríamos menos comunicados y al no existir ni
Tuentis ni Facebooks la única forma de socializar
sería otra vez la tapita y la caña, pero ya en un
ámbito mucho más local. Perderíamos contacto
con amigos de la infancia que ahora viven en el
extranjero y volveríamos a las conferencias por
teléfono para saber de los nuestros en ultramar.
La vida sin Internet sería para los hipocondriacos
un infierno y un alivio según se mire y es que no
estaría al acceso de todo el mundo el conocido
'doctor Google' al que accedemos con nuestros
síntomas antes de acudir al médico. Tampoco se
puede hablar de la red y omitir el culpable de una
de las mayores fuentes de tráfico en Internet y
nos estamos refiriendo por supuesto al porno, y
es que su desaparición provocaría que los
quiosqueros recuperaran la caja perdida con las
portadas subidas de tono.
Sin Internet seríamos en definitiva un poco más
incultos, menos eficientes, viviríamos más ajenos
a lo que nos rodea y las relaciones laborales y
personales cambiarían de forma copernicana.
Sería en definitiva como unas vacaciones
permanentes de todo lo que conocemos hasta
ahora ¿Viviríamos mejor o peor que ahora? Lo
consultaremos en Google...
....................Internet cumplirá este año la friolera de 43 años y
uno no puede evitar pensar cómo sería la vida
hoy sin la red más famosa del mundo. Se
acabarían las lecturas matutinas de la prensa
online en el trabajo mientras saboreamos el café,
no podríamos conocer la predicción del tiempo al
minuto y en nuestra región y los lunes serían
más largos sin repasar los resultados del fútbol.
No estariamos informados al segundo de lo que
acontece en el mundo y el vestusto transistor
cobraría un nuevo e inusitado protagonismo. Sin
embargo, no todos lamentarían volver al pasado
y por ejemplo, la SGAE vería con regocijo cómo
se acabarían con las descargas -ilegales o no- de
canciones y películas y estaríamos obligados a
comprar cedés y a grabar los grandes éxitos de
la radio como antaño.
Pero más allá de la parcela de ocio que
sabiamente llena Internet, en el trabajo
volveríamos a la era de las cavernas: ¿se imagina
lo que sería vivir ahora sin e-mail? Las reuniones
habría que convocarlas por teléfono o fax y
apuntando con un aspa a los asistentes, por no
hablar de tener que realizar un cambio de última
hora en la fecha del acto. Y es que posiblemente
sea el correo electrónico lo que más echaríamos
en falta del ancho de banda: tendríamos que
recurrir a la mensajería para el envío de
documentos como no hace tanto hacíamos con
los floppies y las nuevas relaciones laborales
como el teletrabajo y las delegaciones remotas
vivirían épocas muy duras. El fax, ese agonizante
que no termina de morir volvería a vivir sus años
dorados, como también lo haría la prensa en
papel, en constante e inevitable declive.
Viviríamos menos comunicados y al no existir ni
Tuentis ni Facebooks la única forma de socializar
sería otra vez la tapita y la caña, pero ya en un
ámbito mucho más local. Perderíamos contacto
con amigos de la infancia que ahora viven en el
extranjero y volveríamos a las conferencias por
teléfono para saber de los nuestros en ultramar.
La vida sin Internet sería para los hipocondriacos
un infierno y un alivio según se mire y es que no
estaría al acceso de todo el mundo el conocido
'doctor Google' al que accedemos con nuestros
síntomas antes de acudir al médico. Tampoco se
puede hablar de la red y omitir el culpable de una
de las mayores fuentes de tráfico en Internet y
nos estamos refiriendo por supuesto al porno, y
es que su desaparición provocaría que los
quiosqueros recuperaran la caja perdida con las
portadas subidas de tono.
Sin Internet seríamos en definitiva un poco más
incultos, menos eficientes, viviríamos más ajenos
a lo que nos rodea y las relaciones laborales y
personales cambiarían de forma copernicana.
Sería en definitiva como unas vacaciones
permanentes de todo lo que conocemos hasta
ahora ¿Viviríamos mejor o peor que ahora? Lo
consultaremos en Google...