cueva del diablo, pero siempre
había alguno del grupo que se acababa echando
atrás debido a las historias que contaban los
lugareños sobre las muertes ocurridas en esta
zona.
No obstante, el grupo que creamos finalmente,
estaba compuesto por personas que no éramos
excesivamente creyentes en este tipo de cosas,
ya que nunca se habían encontrado los
cuerpos y, realmente, no existían documentos
que nos hiciesen creer que estas historias
fuesen reales.
El caso es que nos preparamos bastante bien y
llegamos de madrugada para poder tener todo el
día disponible y que no acabase haciéndose
de noche.
Comenzamos a acceder al interior de la
cueva, y a los pocos pasos, ya era necesario
encender las linternas debido a la gran
oscuridad.
Durante todo el día estuvimos recorriendo las
galerías sin encontrar nada excesivamente raro.
Lo que sí nos llamaba la atención es que no
podíamos ver prácticamente nada, y quizás por
ello no encontrábamos animales ni insectos vivos
en su interior.
El día se nos pasó muy rápidamente, y sin darnos
cuenta, ya se había hecho de noche, por lo que
procedimos a volver sobre nuestros pasos y
continuar siguiendo la cuerda que habíamos
dejado para no perdernos.
Poco a poco íbamos dirigiéndonos a la boca de
la cueva, pero de repente pudimos observar
que la cuerda había sido cortada, lo que
irremediablemente nos sumió en la desesperación
debido a que se reducían las posibilidades de
salir de allí.
De repente, un fuerte ruido llamó nuestra
atención y una luz rojiza empezó a acercarse
hacia nosotros. Salimos corriendo, pero no fue
hasta el día siguiente que yo conseguí escapar,
pero aún, a día de hoy, todavía no sé nada de mis
compañeros, y tan sólo recuerdo sus últimos
gritos y permanece la duda de si realmente algo
los mató o murieron por no poder encontrar la
salida.
había alguno del grupo que se acababa echando
atrás debido a las historias que contaban los
lugareños sobre las muertes ocurridas en esta
zona.
No obstante, el grupo que creamos finalmente,
estaba compuesto por personas que no éramos
excesivamente creyentes en este tipo de cosas,
ya que nunca se habían encontrado los
cuerpos y, realmente, no existían documentos
que nos hiciesen creer que estas historias
fuesen reales.
El caso es que nos preparamos bastante bien y
llegamos de madrugada para poder tener todo el
día disponible y que no acabase haciéndose
de noche.
Comenzamos a acceder al interior de la
cueva, y a los pocos pasos, ya era necesario
encender las linternas debido a la gran
oscuridad.
Durante todo el día estuvimos recorriendo las
galerías sin encontrar nada excesivamente raro.
Lo que sí nos llamaba la atención es que no
podíamos ver prácticamente nada, y quizás por
ello no encontrábamos animales ni insectos vivos
en su interior.
El día se nos pasó muy rápidamente, y sin darnos
cuenta, ya se había hecho de noche, por lo que
procedimos a volver sobre nuestros pasos y
continuar siguiendo la cuerda que habíamos
dejado para no perdernos.
Poco a poco íbamos dirigiéndonos a la boca de
la cueva, pero de repente pudimos observar
que la cuerda había sido cortada, lo que
irremediablemente nos sumió en la desesperación
debido a que se reducían las posibilidades de
salir de allí.
De repente, un fuerte ruido llamó nuestra
atención y una luz rojiza empezó a acercarse
hacia nosotros. Salimos corriendo, pero no fue
hasta el día siguiente que yo conseguí escapar,
pero aún, a día de hoy, todavía no sé nada de mis
compañeros, y tan sólo recuerdo sus últimos
gritos y permanece la duda de si realmente algo
los mató o murieron por no poder encontrar la
salida.