La naturaleza es increible y hay tantas cosas que no siquiera imaginamos que existan en la naturaleza.
Strepsiptera.
Es una de las especies más extrañas del
mundo . El macho vuela y tiene enormes
ojos, pero vive apenas unas pocas horas,
buscando una hembra que fecundar.
Ésta última es la asombrosa, ya que se
trata de un parásito sin piernas, sin alas
y sin ojos que se introduce en el cuerpo
de insectos como moscas, abejas y
mantis religiosas. Este parásito se dirige
a la cabeza, donde se abre paso para
respirar y expulsar las feromonas
necesarias para que el macho la
encuentre en el aire.
Una vez se emiten las feromonas, el
parásito obliga al insecto en el cual se
encuentra a que éste se quede inmóvil
hasta que llegue el macho para
fertilizarla. Durante unas dos semanas,
el parásito continúa allí dentro,
modificando por completo el
comportamiento del insecto. Cuando el
huésped finalmente tiene sus crías, el
insecto vomita toda la camada en flores,
donde probablemente conseguirán
meterse en otro insecto.
Cordyceps.
Los cordyceps constituyen una
asombrosa especie de hongos
ascomicetes. Existen unas 400 especies
diferentes de cordyceps y se integran
tanto a insectos como a otros
artrópodos. Este parásito se introduce al
organismo de un ser vivo, se alimenta,
crece y desde allí se desarrolla
completamente, llegando incluso hasta
sustituir los tejidos del cuerpo por los
suyos propios. Antes de matar a su
anfitrión, el parásito lo controla por
completo, entre otras cosas, obligándolo
a subir a sitios muy altos, donde
consigue propagar sus esporas con
mayor facilidad y abarcar mayores
espacios.
Cuando su tamaño es ya incluso mayor
que el del insecto en el que se
encuentra, se descomprime por
completo, destruyendo el cuerpo de su
anfitrión con sus tentáculos, saliendo
desde el interior de su cadáver.
Trematodes o Duelas de pescado.
Las duelas de pescado se hospedan en
distintos tipos de animales,
frecuentemente en peces, por supuesto,
aunque en raras oportunidades también
en humanos. Se caracteriza por cambiar
su estado y lograr introducirse en
distintas especies, cuando se hospedan
en éstos, las duelas controlan por
completo el comportamiento del pez y
lo que más nos llama la atención en los
ciclos de este parásito es que,
literalmente, provoca el suicidio de su
anfitrión.
Cuando el parásito llega a tener un
tamaño demasiado grande como para
continuar dentro del pez, éste siniestro
ser se hincha, hinchando también al pez
y dándole un color mucho más
llamativo, volviéndolo más lento y
visible. Ésto convierte al anfitrión en
una presa fácil y una vez se logra, el
parásito lo obliga a nadar a la
superficie, casi hasta salir del agua,
donde es devorado por las aves,
logrando así meterse en otro cuerpo y
continuar con su macabro ciclo.
Gliptapanteles.
Este es posiblemente el más impactante
de todos. A pesar de que existen varias
especies de parásitos avispa , (como es
el caso de la primera especie que vimos
hoy), esta avispa se caracteriza por
atacar únicamente orugas, las cuales
tras ser infectadas con el parásito , se
vuelven extremadamente violentas y
son controladas por completo, llegando
al punto de no comer o moverse. La
avispa ataca a la oruga, deja en ella el
parásito y luego en su capullo coloca
sus huevos. Lo que ocurre luego es
realmente sorprendente: la oruga se
queda allí para siempre, parada junto a
los huevos, velando por su seguridad y
defendiendo los huevos con extrema
violencia de sea lo que sea.
Si bien el caso es estudiado a fondo, aún
no se conoce por completo su
funcionamiento, pero si se sabe que la
oruga no recibe ningún tipo de
beneficio, por lo cual no se trata de
ningún tipo de simbiosis. Por último,
cuando nacen las nuevas avispas desde
los huevos, la oruga muere de hambre y
agotamiento.
Fuente.
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