e mucho tiempo, sobre la carretera de
la rumorosa, un trailero manejaba a toda
velocidad rumbo a mexicali, pues su
esposa estaba a punto de dar a luz y
quería llegar rápido a su casa, ya que
llevaba dinero para lo que se ofreciera,
mas cuando iba a tomar una peligrosa
curva perdió el control y se estrelló contra
unas rocas.
el chofer se bajó del trailer todo aturdido,
se miró el cuerpo y se alegró al darse
cuenta que no le había pasado nada.
entonces esperó a que pasara alguien para
que le ayudara o lo llevara a la ciudad,
pero durante mucho tiempo nadie cruzó
aquellos cerros. el hombre se quedó
dormido y cuando despertó se sorprendió
al ver todo oscuro; no entendía qué pasaba
así que decidió caminar, caminó y caminó,
avanzó una buena distancia, sabía que la
salida de la rumorosa estaba cerca y sin
embargo, cuando se dio cuenta se
encontró en el mismo lugar del accidente...
a los tres días hallaron el camión pero no
al conductor; de él no se supo nada. hasta
que en una ocasión, años más tarde, un
muchacho que manejaba un trailer se
detuvo porque un hombre le hizo señas.
—amigo, me llamo francisco vázquez y
necesito con urgencia que mi mujer reciba
un dinero porque va a tener un niño. yo no
puedo ir, mi trailer se descompuso y no lo
puedo dejar aquí.
—sí, señor, con gusto se lo llevaré —
contestó el muchacho— sólo dígame
dónde vive su señora.
el hombre le entregó un papel en el que
anotó la dirección y el nombre de su
esposa. al despedirse, el joven sintió que
un escalofrío le recorría la espalda, pues al
darle la mano, el señor estaban tan frío
como un muerto. el muchacho no le dio
importancia, subió a su trailer y se
encaminó a la ciudad de mexicali.
al día siguiente, fue a buscar a la señora
pero no la encontró; alguien le dijo que ya
no vivía ahí, que hacía tiempo se había
cambiado. sin darse por vencido, preguntó
en varios lugares hasta que, por las señas
del papel, una anciana le indicó dónde
vivía. al llegar dio unos golpes en la puerta
y esperó a que le abrieran.
—¿dígame joven? —le preguntó la señora.
—perdone, ¿aquí vive la esposa del señor
francisco vázquez?
—soy yo —contestó ella— ¿qué se le
ofrece?
—ayer en la carretera, su esposo me pidió
que le trajera este dinero, porque se le
descompuso el trailer...
—¡no puede ser! —lo interrumpió la señora
tapándose la boca—. mi marido murió
hace cinco años.
al muchacho le temblaron las piernas, le
dejó el dinero a la señora, que se puso a
llorar, y se fue para su casa todo asustado.
cuando llegó, apenas había cerrado la
puerta cuando descubrió frente a él al
trailero de la carretera y brincó espantado;
sentía que una fuerza extraña lo invadía.
—¡gracias, amigo! —le dijo el muerto con
voz cavernosa, mientras desaparecía.
el joven podía escuchar los latidos de su
corazón y tardó un buen rato en
recuperarse de la impresión. tiempo
después, al platicar con unos amigos, se
enteró de que el trailero ya se les había
aparecido a otros hombres, mismos que no
habían cumplido el encargo del muerto,
por eso se les fue secando el cuerpo hasta
quedar como esqueletos.
la rumorosa, un trailero manejaba a toda
velocidad rumbo a mexicali, pues su
esposa estaba a punto de dar a luz y
quería llegar rápido a su casa, ya que
llevaba dinero para lo que se ofreciera,
mas cuando iba a tomar una peligrosa
curva perdió el control y se estrelló contra
unas rocas.
el chofer se bajó del trailer todo aturdido,
se miró el cuerpo y se alegró al darse
cuenta que no le había pasado nada.
entonces esperó a que pasara alguien para
que le ayudara o lo llevara a la ciudad,
pero durante mucho tiempo nadie cruzó
aquellos cerros. el hombre se quedó
dormido y cuando despertó se sorprendió
al ver todo oscuro; no entendía qué pasaba
así que decidió caminar, caminó y caminó,
avanzó una buena distancia, sabía que la
salida de la rumorosa estaba cerca y sin
embargo, cuando se dio cuenta se
encontró en el mismo lugar del accidente...
a los tres días hallaron el camión pero no
al conductor; de él no se supo nada. hasta
que en una ocasión, años más tarde, un
muchacho que manejaba un trailer se
detuvo porque un hombre le hizo señas.
—amigo, me llamo francisco vázquez y
necesito con urgencia que mi mujer reciba
un dinero porque va a tener un niño. yo no
puedo ir, mi trailer se descompuso y no lo
puedo dejar aquí.
—sí, señor, con gusto se lo llevaré —
contestó el muchacho— sólo dígame
dónde vive su señora.
el hombre le entregó un papel en el que
anotó la dirección y el nombre de su
esposa. al despedirse, el joven sintió que
un escalofrío le recorría la espalda, pues al
darle la mano, el señor estaban tan frío
como un muerto. el muchacho no le dio
importancia, subió a su trailer y se
encaminó a la ciudad de mexicali.
al día siguiente, fue a buscar a la señora
pero no la encontró; alguien le dijo que ya
no vivía ahí, que hacía tiempo se había
cambiado. sin darse por vencido, preguntó
en varios lugares hasta que, por las señas
del papel, una anciana le indicó dónde
vivía. al llegar dio unos golpes en la puerta
y esperó a que le abrieran.
—¿dígame joven? —le preguntó la señora.
—perdone, ¿aquí vive la esposa del señor
francisco vázquez?
—soy yo —contestó ella— ¿qué se le
ofrece?
—ayer en la carretera, su esposo me pidió
que le trajera este dinero, porque se le
descompuso el trailer...
—¡no puede ser! —lo interrumpió la señora
tapándose la boca—. mi marido murió
hace cinco años.
al muchacho le temblaron las piernas, le
dejó el dinero a la señora, que se puso a
llorar, y se fue para su casa todo asustado.
cuando llegó, apenas había cerrado la
puerta cuando descubrió frente a él al
trailero de la carretera y brincó espantado;
sentía que una fuerza extraña lo invadía.
—¡gracias, amigo! —le dijo el muerto con
voz cavernosa, mientras desaparecía.
el joven podía escuchar los latidos de su
corazón y tardó un buen rato en
recuperarse de la impresión. tiempo
después, al platicar con unos amigos, se
enteró de que el trailero ya se les había
aparecido a otros hombres, mismos que no
habían cumplido el encargo del muerto,
por eso se les fue secando el cuerpo hasta
quedar como esqueletos.