La criptografía cuántica utiliza las leyes de la física
para garantizar la privacidad de los mensajes
enviados desde un lugar a otro. Es una de las pocas
tecnologías cuánticas que ha madurado lo suficiente
como para dar el salto del laboratorio al mundo
comercial.
Los gobiernos, organizaciones militares y
organizaciones comerciales, como bancos por ejemplo,
están interesados en tener este tipo de privacidad. Y
de hecho, algunas compañías han surgido en los
últimos 10 años para intentar vender este servicio.
El problema de la criptografía cuántica es que la
comunicación solo es posible entre lugares que
tengan el tipo de “maquinaria” adecuada,
normalmente entre laboratorios de óptica cuántica.
Normalmente requiere que tanto el emisor como el
receptor tengan una fuente de fotones únicos, una
forma de controlar y modificar los fotones
individuales y los detectores superconductores de
fotones.
Y para complicar aún mas las cosas, el equipamiento
de ambos tiene que estar cuidadosamente alineado
para que ambas partes (emisor y receptor) sean
capaces de detectar la polarización de los fotones que
envían. Si hay algún ruido (también llamado
interferencia) que cambie la polarización de los
fotones, la criptografía simplemente no funciona.
Esto dificulta la utilización de la criptografía cuántica
en dispositivos de mano, lo que dificultaría
obviamente su utilización. Hasta ahora…
Hoy, Jeremy O’Brien en la universidad de Bristol y un
par compañeros han revelado una forma de resolver
este problema, que dicen que podría hacer que la
criptografía cuántica pudiera usarse en dispositivos de
mano.
En esta nueva técnica, solo una de las partes, “Alice
Say”, necesita tener una “maquina” de óptica
cuántica, como una fuente de fotones. Alice crea los
fotones y entonces los envía a través de un cable de
fibra óptica ordinario a “Bob”, la otra parte.
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